

TECNOLOGIA
La Inteligencia Artificial
Un vecino nuevo
en nuestras vidas

Hace apenas unos años, la palabra Inteligencia Artificial (IA) parecía sacada de una película de ciencia ficción. Sin embargo, hoy ya forma parte de nuestra vida cotidiana, aunque muchas veces no nos demos cuenta.
Cuando usamos el celular para que nos sugiera la ruta más rápida al trabajo, cuando la televisión recomienda una serie según lo que vimos antes, o cuando pedimos al asistente de voz que ponga música, estamos interactuando con sistemas de IA. Es decir, con programas que pueden “aprender” de la información y ayudarnos a tomar decisiones más rápidas o más cómodas. En la vida barrial también empieza a notarse su presencia. Algunos comercios usan aplicaciones para organizar pedidos y saber qué productos se venden más. Las cámaras de seguridad con reconocimiento de movimiento pueden dar más tranquilidad en las calles. Y en las escuelas, los docentes tienen nuevas herramientas para explicar de manera entretenida temas que antes parecían difíciles.
Claro que no todo es color de rosa. Como toda tecnología, la Inteligencia Artificial plantea desafíos. Es importante aprender a usarla con responsabilidad: cuidar la privacidad de los datos, no reemplazar el trato humano y mantener siempre un espíritu crítico frente a la información que recibimos. La IA no piensa como las personas: solo procesa datos y patrones.
Lo más valioso es recordar que la Inteligencia Artificial debe estar al servicio de la comunidad. Así como en el barrio nos organizamos para mantener la plaza o ayudar al vecino que lo necesita, también podemos usar la tecnología para mejorar la calidad de vida, sin perder lo más importante: el vínculo humano.
La IA ya no es un futuro lejano. Es un presente cercano, y depende de nosotros aprovecharlo con creatividad, prudencia y solidaridad.
¿Cómo podemos usar la IA en lo cotidiano?
• Comunicación más fácil: Traductores automáticos que permiten entendernos con personas de otros países.
• Salud al alcance: Aplicaciones que ayudan a controlar la presión, la glucosa o recordarnos tomar medicación.
• Aprendizaje constante: Herramientas que explican paso a paso desde una receta hasta cómo arreglar un enchufe.
• Creatividad al máximo: Programas que ayudan a escribir, dibujar o crear música, convirtiéndose en aliados de artistas y aficionados.
Estos ejemplos nos muestran que la Inteligencia Artificial no es algo lejano ni exclusivo de las grandes ciudades: está disponible para todos y puede ser útil en las actividades más simples del día.
Al mismo tiempo, es bueno recordar que ninguna tecnología reemplaza la calidez de un mate compartido con los vecinos, una charla en la vereda o una mano tendida en momentos difíciles. La IA puede ser un gran complemento, pero nunca debería ocupar el lugar del corazón humano que late en cada comunidad.
Daniel Filgueiras
Informática para adultos